CAUTIVAN A LOS ALEMANES



Maná cautiva a los alemanes
Warner Music © Derechos Reservados


Warner Music. La gira europea de Maná ha sorprendido a propios y a extraños. Tras presentarse a ante multitudes en Italia, el grupo pisó por primera vez el territorio alemán con la premisa de dar los mismos primeros pasos que alguna vez dio en España, sabiendo que en esta oportunidad la barrera del idioma podría resultar mucho más complicada. Pero para su sorpresa, se encontró con una enorme ansiedad y una gran respuesta emocional de quienes, como Fher se encargó de aclarar desde el escenario, podrían resultar una audiencia fría y distante.

Nada de eso pasó ni en Berlín ni en Stuttgart, donde Maná se encontró con un espectacular recibimiento y una entrega total de parte de sus fans alemanes. En principio, el grupo llegó a Berlín con la prioridad de darse a conocer en persona ante los medios más importantes del país, como las estaciones de radio públicas SBF MultiKulti y Radio Eins que, desde la edición del compilado histórico "Grandes" han estado promoviendo la canción "El muelle de San Blas".

Como segundo paso, los integrantes del grupo pensaban realizar dos presentaciones en vivo para mostrarse ante el resto de la prensa local, con la adición de algunos ganadores de concursos radiales, en lugares en principio pequeños comparados con el tipo de grandes escenarios en los que Maná acostumbra a presentarse tanto en América como en España. Sin embargo, cuando en cuestión de minutos volaron los pocos boletos que se pusieron a la venta para el primer show en Berlín, a 24 horas de su arribo al país, el promotor del show decidió cambiar de idea.

En lugar de ocupar la sala The Loft, con capacidad para 500 personas en el complejo Metropol, la ansiedad por conseguir boletos, tanto de sus nuevos fans alemanes como la de sus fans latinos radicados en Berlín, hizo que sobre la marcha Maná debiera cambiar de escenario y se presentara en una sala con el doble de capacidad, dentro del mismo complejo.

Una hora antes del debut, aunque ya eran concientes de que los boletos estaban agotados, los mismos músicos se sorprendieron de ver a más de 300 personas pidiendo por favor que les vendieran una entrada, cosa que fue físicamente imposible porque en el sitio, atascado, no entraba ni un alma más, y los 1200 fans que se encontraban adentro apenas si podían respirar.

Con ese panorama, el show con que el grupo repasó sus 15 años de historia dio lugar a una marea incontenible de sudor, lágrimas
emocionadas y un griterío ensordecedor, en parte debido a que la mitad de los asistentes provenían desde múltiples países latinoamericanos, pero también debido a que los fans alemanes aprendieron muy rápido la lección. En ese sentido, era cuanto menos curioso ver a los típicos exponentes del prototipo teutón; altos, rubios y duros para bailar, acompañando a los gritos las palabras claves en estribillos de clásicos como el mencionado "Muelle...", "Rayando el sol", "Hechicera" o "Clavado en un bar".

Un día después, en Stuttgart, la escena se magnificó, porque los latinos eran una sorprendente minoría entre las más de 600 personas que agotaron las entradas una hora y media después de que las pusieran a la venta, y se apretaron en el coqueto escenario de la emisora SWR 3. El show en Stuttgart, entonces, tuvo su particularidad en el marco de esta gira europea: fue el primero donde a Fher se le hizo imprescindible comunicarse en inglés para hacerse entender.

Lo gracioso fue que, para darle un carácter mútuo a la interacción, uno de los locutores de la emisora anunció a la banda y le explicó a su audiencia cómo debían pronunciar la frase "¡Otra!, ¡Otra!" si es que tenían ganas de que Maná siguiera tocando. Así fue que, al cabo de una hora y media, cuando los integrantes del grupo se predisponían a dar por terminado un show donde cada tanto era necesario salir a tomar aire, o correr el riesgo de quedar deshidratados, el público mayoritariamente alemán sorprendió a los músicos.

El grito de "¡Otra!, ¡Otra!" en un español forzado pero noble, fue tan intenso que Maná no pudo resistirse. Del mismo modo en que los alemanes no se resistieron a Maná.